Hoy hemos empezado la Semana Santa y nuestra parroquia se ha vestido de gala para celebrar el Domingo de Ramos. La iglesia se ha convertido en un lugar de fiesta y perdón donde el Amor de Dios ha sido el gran protagonista.
En la celebración Eucarística ha participado toda la comunidad cantando, agitando ramas de olivos y batiendo palmas. La alegría de Dios ha brillado de nuevo en nuestros rostros. La ambientación de la iglesia ha dado ese toque de color y frescura propio de un día como hoy en el que Jesús, subido en un pollino, entra en Jerusalén.
Una mención especial a nuestros queridos niños que llevando a Jesús en el pollino así como al pueblo que lo aclama, han añadido espontaneidad y frescura a la celebración. Por cierto, ¡qué bien han respondido a las preguntas de Lázaro!
Desde aquí damos gracias a Dios y a todas las personas de las que se ha valido, para que la iglesia luciera como lo ha hecho hoy.
