¡Un saludo cariñoso a mi comunidad de Campamento y a todas aquellas personas que contacten con nuestro blog!
Cada semana nos gustaría compartir una oración con vosotros. Nuestro intención es orarla desde el lugar en el que nos encontremos y nuestro deseo que nos sintamos unidos, aunque no nos conozcamos, en ese Espíritu de Comunidad que Jesús quiere para nosotros.
Intentaremos que esta oración esté relacionada con el evangelio de cada domingo y que, de alguna forma, nos haga sentirnos viñadores de una misma viña.
ORACIÓN:
LA VENDIMIA
Salimos
al romper el día,
comenzamos
con el sol,
seguimos
bajo la lluvia,
aguantamos
de pie, rotos de cansancio,
y
avanzamos por entre las interminables hileras
donde
esperan los racimos
bajo
las hojas revestidas de púrpura:
¡la
vendimia!
Esperamos
el fruto de lo que hemos plantado,
tras
haberlo cuidado con paciencia
y
a veces malhumorados
porque
todo se ponía en contra nuestra, el granizo y el frío;
cogemos
los racimos con las manos,
cargamos
con los pesados cuévanos,
los
volcamos en la cuba, con los demás vendimiadores,
pues
la recolección es una obra en común,
como
si nos arracimáramos:
¡la
vendimia!
Y
no esperamos,
para
no exponernos a que todo se estropee;
nos
alegramos del fruto en sazón,
recogemos
también los granos ajados y arrugados,
pues
lo que importa en la uva
no
es la perfección de su apariencia exterior
sino
el sabor que ha ido adquiriendo con la luz:
¡vendimiar!
Es
curioso:
¡cómo
se parecen la vida y la vendimia!
(Charles
Singer, Tierras,
p 69)