ORACIÓN
Deseo
alcanzar la sabiduría.
No se trata
de ser más sabio,
de tener más
sentido común
o conseguir
la habilidad del charlatán en plaza
pública.
¡La
sabiduría!
¡Tu propia
sabiduría!
Una mente
clara y un corazón recto,
que valoren
lo verdaderamente importante,
que busquen
lo que sea justo,
que luchen
por lo que vale la pena luchar,
y prescindan
de las nimiedades cotidianas.
Yo no llego a
concebir las posibilidades de mi mente,
ni los
ilimitados horizontes de mi corazón.
Tú que me
has hecho,
Tú, a quien
busco sin conocerte,
eres el único
que puede ser mi maestro y mi guía.
Que tu luz
llene mi mente y mi corazón
para que
pueda ver con rectitud,
juzgar con
justicia,
y actuar con
efectividad.
¡Líbrame de
la arrogancia y de la dureza de corazón!
Protégeme de
ocultos peligros,
de
intrigantes enemigos,
y de mi
propia ceguera.
Abre mi mente
a la verdad,
dispuesta a
la corrección,
y dócil ante
el consejo.
No permitas
que me convierta
en esclavo de
mis pasiones,
o en presa de
la adulación o la decepción.
Ahora, en
este mismo momento,
infúndeme tu
infinita sabiduría
que me haga
fuerte y amable.
Dime:
¿Qué
quieres que haga?
¿Qué es lo
mejor que puedo hacer en este momento?
(Joe
Mannath, ¡Cómo
me has sorprendido!.
P 52)