El
pasado día 22 de agosto celebramos en el restaurante La Guitarra,
una emotiva cena de despedida a Lázaro ofrecida por los miembros de
su comunidad y muchas otras personas que quisimos expresarle así
nuestro agradecimiento por estos años de entrega y dedicación en
nuestra parroquia La inmaculada de Campamento.
Los
años han pasado fugaces, dieciocho años, en los que hemos vivido
momentos felices y otros de dificultad. Pero tener a Lázaro con
nosotros nos ha dado la seguridad de quien tiene a un amigo y pastor
a quien recurrir en los momentos difíciles.
Gracias,
Lázaro, por estos años tan bonitos. Te deseamos que Dios te
acompañe siempre en tu vida y en tu ministerio. Que puedas seguir
entregado a tus nuevas tareas con la misma vocación y entusiasmo que
siempre has mostrado. Y que no te olvides de nosotros. Nosotros
siempre te llevaremos en nuestro corazón.
ORACIÓN
DE AGRADECIMIENTO A MARÍA
Oh,
santa María, Virgen Inmaculada, Patrona de la Parroquia de
Campamento, donde nuestro querido hermano Lázaro ha ejercido su
ministerio sacerdotal durante estos últimos dieciocho años.
Queremos expresarte, oh María, nuestro profundo agradecimiento por
el gran regalo que ha supuesto tenerlo con nosotros todo este tiempo.
Lázaro
ha sido ese Buen Pastor, siempre disponible, que nos ha guiado y
acompañado con gran amor, total entrega y exquisita dedicación.
Como
Jesús enseñó a sus discípulos a orar, Lázaro nos ha enseñado a
nosotros a saborear el encuentro personal y comunitario con nuestro
Padre Dios en la oración.
De
su mano hemos experimentado el espíritu de comunidad, en la que
Jesús siempre ha sido el centro. En ella hemos compartido momentos
de dolor y de alegría que nos han ayudado a madurar como personas y
como cristianos.
El
Señor ahora lo reclama para otro ministerio de gran relevancia y
nosotros, pese al dolor que nos causa la despedida, le animamos con
un corazón esperanzado, a que acuda con ilusión allá donde se
solicite su servicio para seguir construyendo el Reino de Dios aquí
en la tierra asistido siempre por el Espíritu.
Te
pedimos hoy, Madre, que protejas y cuides a tu hijo Lázaro en su
nuevo peregrinar que una vez más le lleva a aceptar con humildad y
obediencia someterse a la voluntad de Dios y colaborar en su
proyecto. Que nunca desfallezca, que siga ardiendo su corazón con
ese fuego del primer amor que un día le llevó a entregar su vida
por Jesús y su Evangelio.
Y
para nuestra comunidad, te pedimos, Virgen Inmaculada, que tú seas
nuestro consuelo en estos momentos dolorosos de su partida. Que sus
enseñanzas y su ejemplo perduren siempre frescos en nuestra memoria.
Que las buenas semillas que Lázaro ha ido sembrando en nuestra
comunidad sigan dando su fruto para gloria de Dios. Y que seamos
fuertes y permanezcamos unidos bajo la protección de tu manto en la
firme esperanza de que, como hemos aprendido de Lázaro, “con Dios
lo mejor siempre está por venir.” Amén.
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