LA ORACIÓN INCESANTE
El
culmen de toda ascensión espiritual es la oración incesante. Quien
llega a ella se ha establecido en su morada espiritual. Cuando el
Espíritu pone su morada en un hombre, éste ya no puede dejar de
orar, ya que el Espíritu ora continuamente dentro de él. No
importa si duerme o está despierto, la oración estará siempre
trabajando en su corazón. No importa si come o bebe, si descansa o
trabaja, el incienso de la oración se prolongará desde su corazón
por sí solo. La oración dentro de él ya no estará relacionada
con un momento especial, es ininterrumpida. Incluso cuando duerme,
su acción continúa, a escondidas, ya que el silencio de un hombre
que se ha hecho libre, de por sí ya es una oración. Sus
pensamientos se los sugiere Dios, el mínimo impulso de su corazón
es como una voz que canta para el invisible en silencio y en secreto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario